Washington Delgado (Perú, 1927)
Ultima Danza
Ven a danzar aunque
la hora
sea precisamente
inapropiada.
Ven a danzar y que
ardan las ventanas
de este dorado imperio.
Que ardan las alcobas,
los salones,
los delicados muebles
del palacio,
las damas, las doncellas
y los pajes
de soñada
belleza.
Nuestra pequeña
iniquidad
fue más breve
que un beso.
De nuestras manos
cayó el tiempo
y este instante,
o su música,
es toda nuestra
música.
Toco una mano
Toco una mano y toco
todas las manos
de la tierra.
Nada es distinto
de este rostro
de esta voz instantánea
y la fuerza del
corazón es también
un resplandor en
el cielo.
El amor es idéntico
a sí mismo,
yo soy
una multitud sobre
la tierra.
Todo el amor es nuestro:
toco una mano y
toco
toda la hermosura.
Espacio del corazón
Nunca tuve en el
pecho tanto aire,
toco el extremo
del mar y siento
mi corazón
en un profundo sitio.
Mi corazón
es igual
a todo lo que existe:
a la montaña,
al árbol,
a las aguas, al tiempo,
a los animales,
las cosas y los hombres.
Miro mi camisa y
es mi corazón,
y lo mismo sucede
con mi casa,
con mi ciudad y
con el cielo.
En mi corazón
son iguales
mi amigo y mi enemigo.
Nunca tuve en el
pecho tanto aire,
mi corazón
no tiene límites y soy
un hombre entre
los hombres.
Los pensamientos
puros
Señor rentista,
señor funcionario.
señor terrateniente,
señor cornel
de artillería,
el hombre es inmortal:
vosotros sois mortales.
Es curioso cómo
la podredumbre
se adelanta a veces
al cadáver.
Soportad vuestro
olor, mostradlo
si queréis,
poquito a poco.
Pero no habléis.
Señores enseñad
el trasero
pero no lloréis
nunca;
cierta decencia
es necesaria
aun entre las bestias.
Pensad en el cielo,
también,
en las alas blancas
y en la música
de las arpas
dulcemente tocadas
por vuestras dulces
manos.
Pensad en vustros
libros de lectura, en las viudas
tísicas y
abandonadas que ayudaréis con una
trompeta de oro...
Pensad en vuestros
billetes, en los veranos junto al mar; en la mucama rubia, en el amante
moreno, en los pobres que besaréis en la otra vida, en las distancias
terrestre, en los cielos de almíbar.
Pensad en todo,
vuestros días
sobre la tierra no serán numerosos.
Washington Delgado
nació en el Cuzco en 1927. Es uno de los más importantes
poetas contemporáneas del Perú. Ha publicado diez libros
de poemas, entre ellos: Formas de la Ausencia, Días del Corazón,
Para Vivir Mañana, y Un mundo dividido. Es Premio Nacional de Poesía
en su país...