Kofi
Nyidevu Awoonor (Ghana, 1935)
Del libro inédito Herding the lost lamb
Traducción
de Raúl Jaime
La luz está encendida
Para Kekeli Kofi
Una paloma gris acaba
de pasar volando
a través
de la verde campiña
donde los vagabundos
van tras una mancha de blanco.
Cómo solía
yo
adorar los veranos
el paisaje azotado
por el viento
los campos abiertos
y la exuberante
campiña.
¡Ah! casi me
olvido del agua
vasta vasta como
los panoramas
de la juventud,
anegando un futuro que se augura
pleno de prospectos
formidables
yéndose ahora
tan rápido.
Cada insecto hace
parte de este universo inexorable
este paisaje inevitable
con su inimitable
eco.
Nuestro viaje, sostenido
por el tiempo y el viento
cautivo de una mañana
de Mayo
lejos del fogaje
solar
cuando los fulgores
sobre el agua
brillan ferozmente.
Hay tiempos en los
que un nuevo dolor resuena,
y los arrepentimientos,
palpables como frutos
de los considerados
pecaminosos
dominan como el
destino.
El querido querido
Dolor surge
recordando, sólo
recordando un tiempo
que adviene, no
para determinar
sino para recordar
el tiempo
en que nosotros
tan jóvenes
como nuestro país
soñábamos
con sucesos seguros
con logros medidos
con yardajes concisos
de promesas enviadas
con niños
a salvo de la edad,
el tiempo en que
el río del
cual venimos
habrá de
arrastrarnos
hacia la fuente
original
cuando desafiaremos
el amor y la muerte,
cuando habremos
de jurar
por el amado paisaje
y el árbol
solitario
luchando por ser
una nación
y un bosque
al olvidar los lomos
de los cuales procedemos,
padres benevolentes
nos empujan de nuevo
hacia el río
nos envian hacia
la misma agua
de la cual vinimos
para que con el último
pez
crucemos el último
oceano
para ser uno con
el fuego
que calentó
tus pies
te guió a
través de desiertos
por pirámides
y templos
santuarios y arboledas
sagradas
en aquella isla
donde alguna vez
fue el pájaro
plenitud y la caza
fue buena
y la risa alegre
y la ovación
fuerte
y ¡Ha! , el
niño Kekeli
primera luz del
alba
advino en un día
de Octubre
con los ojos alargados
replicas de la primera
princesa,
y ahora el príncipe
prometido un día
ha llegado
por algún
río
yo he de enseñarle
la última noche
revelarle el secreto
divino
del cual hace parte
del cual es heredero.
Aquí está
el agua para tus pies
aquí está
la flor para tus pies
aquí esta
el vino para tus labios
he aquí el
abrazo prometido.
El nuevo niño en la cuadra
Para Kekeli
Él vino en
una noche de Octubre
llorando la muerte
azul
de una madre entre
lamentos
cuyo enorme dolor
desarma, hiere,
mistifica.
Lejos de aromas antisépticos
y pasos silenciosos
de acudientes
caminando como patos
a través
de la vasta eternidad
de una sala de partos
esperé tu
arribo.
Una pequeña
música fluye
a través
del tiempo hacia mi mente
recordando otro
advenimiento
en otro tiempo
Juro que estaré
a tu lado
que habré
de preparar el campo
para el tiempo de
tu siembra
proveer la semilla
para tu florecimiento.
Haré de mi
tumba
un memorial completo
por tu futuro admirable
para que allí
donde todos caigan
tu permanezcas erguido
A una edad
en la que muchos
se mecen
en cómodas
sillas reclinables
yo escogí
engendrar hijos
y al diablo aquel
que no esté de acuerdo
incluyendo los grupos
de presión
para el control
de la natalidad
manipulados por
eunucos y estúpidos
Bienvenido muchacho,
has venido
a endulzar estos
últimos años
cuando el ocio es
poco
y el romance aún
florece en los ojos
de una mujer hermosa.
¡Viva la paternidad!
Almas justas que
cabalgan
a través
de una era dorada
de coronas y lápidas
deliciosas horas
de largo amor ausente
y la brevedad de
la fe
en la claridad infinita
de que Dios existe
y ama a todos sus
hijos
sin excepción
Soñé
de nuevo el sueño
de la infancia
esta vez soñé
que dejaba la granja
caminaba a través
de una pequeña duna
los cactus enfilados
y erectos,
arrogantes más
allá de la creencia
y con la certeza
de ser
los restos de la
acción divina
que los tontos atribuyen
al primer hombre
¡El miedo
al sepulcro es real!
aún tiemblo
al pasar por cementerios
particularmente
aquellos tapizados
de hierbas curativas
y sombras
con vientos que
aúllan entre gastadas piedras erigidas
por masones cuyo
sentido del tamaño y la medida
confunde al ojo
más agudo
constructor, rey,
reina
sol-dios y sacerdote
de mi templo
Buen Señor,
cualquiera sea
el precio, déjame
pagarlo,
con el pleno conocimiento
de que tu piedad
descansa segura
y tú habrás
de estar con tu hijo
y tu pueblo
a través
de una nueva aurora.
Kofi Nyidevu Awoonor
nació en Wheta, Ghana, en 1935. Su abuela lo involucró
en la tradición oral de los Ewe. Realizó estudios de Literatura
en la Universidad de Nueva York, y escribió y publicó una
tesis titulada The Breast of the Earth (1975). Algunas de sus libros de
poemas son: Rediscovery and Other Poems (1964), Mesagges: poems from Ghana
(1970) y Night of my Blood (1971), Until the Morning After: Collected Poems
(1987); y la novela experimental, que él define como poema en prosa,
This Earth, My Brother (1971). Su libro The House by the Sea (1978), habla
acerca de su tiempo en la cárcel, a la que llegó por persecuciones
políticas. Otros libros suyos libros publicados son: South of Sahara
(1975), The Ghana Revolution : A Background Account from a Personal Perspective
(1984), Comes the Voyager at Last (1992), Latin American & Caribbean
Notebook and Africa: The Marginalized Continent (1992). Entre varias distinciones
recibidas están: Ghana Book Award, Dillons Commonwealth Poetry Award
y ECRAG National Award for Poetry. Actualmente es Ministro de Estado del
Gobierno de Ghana.