Frankétienne (Haití, 1936)
Inéditos
Traducción de Pablo Montoya
La esfinge
El viaje se prolonga
a través de mi
memoria tachada
de violencias.
Mi boca se rasga
y todo calla.
La ópera
del silencio
como una gangrena
amarga en el sida de
la lengua.
Ebriedad y vértigo
de mi ciudad en el
péndulo de
la muerte.
A falta de
pulmones
aprendo a respirar
por el corazón
y las tripas.
Ilumino mi
caída interminable en los
ecos de mis riñones
mis paradojas
indisolubles en las
quemaduras de mi
voz
mi vida y
mi subsistencia en las
aletas de mi sueños.
¡Soy la esfinge!
El enigma en
el corazón del huevo
Óvalo
como un cero en el insomnio de los
espejos políglotas
la eternidad
del laberinto en el embarazo
de las metáforas
la obesidad
del huevo
la opacidad del
huevo
la sal de mis dialectos
de donde yo saco
mis claridades chupando
el oro del huevo
en el fondo de mis
entrañas
el huevo que
cae y rueda libre
música perfume
de luna
luz aleatoria en
la grasa del
caos
mi huevo hirviente
en la sintaxis de las
utopías
mi bola sangrienta
rodando al
ritmo de los dados
crueles que tasan el azar
de los ganglios
del alma
peso mis hipótesis
en la danza de mis
alas
y mi dolor fogoso
solidario de mi
huevo
indestructiblemente
nuevo.
Yo mismo
Yo mismo en arco
iris
yo mismo en blanco
y negro
yo mismo en paradoja
yo mismo en disidencia
yo mismo en mestizaje
yo mismo inagarrable
en canon
de erotismo
yo mismo en
carne y hueso
yo mismo de nieve
mezclada con sangre
maduré bajo
la máscara en mi
alma tan frágil
entre las garras del
tiempo donde sonrió
mi angustia.
Subterránea
es mi luz hueca
mis amnesias en
el insomnio de mis
raíces y
el incendio de mis tinieblas.
Toco mi soledad
en el interior
del circo y danzo
mi locura en
un trapecio imaginario.
Y sigo siendo
el dueño
de mis palabras
insólitas
yo mismo rebelde
incorregible
tan violentamente
yo mismo que
oscilo y deliro
en el estropicio de las vocales
y de las sílabas
en llamas.
Cada noche
hablo en silencio a mis
abejas efímeras
y adivino
la miel del alba.
Mi ciudad huracanada
Danzas y tambores
y tamtams ruedan
a las llamadas de
mi ciudad
soy golpeador
tocador en la embriaguez de mis
tripas
deliro y cabeceo
en el estrépito
de mis ruedas ciclónicas
resbalo circulo
huyo ruedo en los zig-zags de mis palabras
con la velocidad
y el vértigo del huracán
mis paisajes
ruidosos
mi sexo brillante
de embriaguez
coincidencia y connivencia
mis congojas y mis
heridas
en el estremecimiento
de la máscara.
Danzas y tambores
y tamtams
ruedan a las llamadas
de mi ciudad parada
inagotable entre
porquerías y luz en
el pantano de las
tinieblas.
Y perra es
mi memoria
en los ladridos
del silencio
cuando mi ciudad
remolinea
hasta el límite
de mi sexo que día
y noche se extiende
para llevar
a lo más
profundo de ti mi paraíso perdido.
Frankétienne
nació en Puerto Príncipe en 1936 y es el más grande
escritor haitiano vivo. Es también profesor, dramaturgo, pintor,
y cantor. Fue uno de los fundadores del movimiento Espiralista. Algunas
de sus obras lo han convertido en un héroe nacional, especialmente
sus novelas: Dezafi (1975), primera novela publicada en créol, y
El pájaro esquizoide (1993). No abandonó nunca Haití
en la dictadura de Duvalier, a quien combatió con una prolífica
obra en francés y en créol. En su producción se encuentran
decenas de novelas, piezas de teatro, y libros de poesía, entre
ellos: Al filo del tiempo (1964), Caballos de la víspera (1966),
y Flores de insomnio (1986).